Descripción
Sophora japonica, un árbol original de gran belleza conocido como árbol de las pagodas o sofora japonica. Especie de hoja caduca, de hojas verdes e inflorescencias muy vistosas de numerosas flores blancas cremosas.
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Plantas de exteriorSophora japonica, un árbol original de gran belleza conocido como árbol de las pagodas o sofora japonica. Especie de hoja caduca, de hojas verdes e inflorescencias muy vistosas de numerosas flores blancas cremosas.
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Sophora japonica es una especie nativa de China, aunque muy cultivada en Japón y también en Europa, por los fáciles requerimientos y cuidados. Los nombres más conocidos son acacia japonesa o árbol de las pagodas.
Es un árbol que, dependiendo el lugar de cultivo, varía en altura. En Europa, donde es introducida, puede medir de 8 a 10 metros. Por otro lado, en su zona de origen alcanza los 15 a 25 metros de altura, con una copa ancha, redondeada y muy globosa.
El tronco es recto y delgado, con una corteza color castaño grisácea que va oscureciéndose con el paso del tiempo, cuando se torna rugosa y con fisuras verticales. Las ramillas son verdes de forma cilíndrica, sin pubescencia.
Las hojas, de color verde, son caducas y largas, pueden llegar a los 30 centímetros de longitud. En la base son más anchas y redondeadas pero en el extremo opuesto terminan en punta.
La inflorescencia es vistosa. Es muy ramificada y está compuesta por numerosas flores de color blanco crema, con un poco de aroma agradable que nacen en verano. Atraen a muchos insectos, en especial abejas; es considerada una buena planta melífera. Cuando las flores caen, se llena de color amarillento bajo la copa del árbol, que da una vista agradable. Una diferencia con las acacias verdaderas, es decir del género Acacia, con la falsa acacia (Robinia pseudoacacia) o con la acacia de tres espinas (Gleditsia triacanthos), es que las flores de Sophora japonica no abren solo en su madurez (indehiscente).
Sophora japonica pertenece a la familia de las leguminosas. Ello hace referencia a los frutos, legumbres carnosas que, en este caso, contienen 6 semillas pequeñas. En un comienzo son verdes, luego se tornan castaño amarillento.
No es un árbol muy longevo, vive entre 120 y 160 años.
Si cubrimos los requerimientos básicos de Sophora pendula, lograremos que el crecimiento sea rápido, como es característico de la especie.
Gusta de la exposición al sol. Es un planta tolerante al frío, el calor y la sequía. Aguanta la polución de las ciudades así que también sirve como árbol de buena sombra en las urbes. Por último, tolera la cercanía al mar.
Los suelos que prefiere la acacia japonesa son aquellos arcillosos, más o menos fértiles y bien drenados. Sin embargo, también soporta suelos pobres.
No es favorable el terreno que se encharque por tiempo prolongado ni que esté compactado.
No debe hacerse cortes de ramas de mucho diámetro para evitar pudriciones. Además, causará decaimiento general del ejemplar y se acortará drásticamente su vida. A pesar de este detalle, admite bien la poda.
Las afecciones que puede sufrir la acacia del Japón son:
– chancro en la corteza. Es ocasionado por un hongo que se introduce en heridas causadas por la poda o grietas, algunos de ellos son Poliporus o Nectria. Es visible por abolladuras o partes globosas generalmente de color rojizo. Deben eliminarse esas hojas o ramillas afectadas.
– Armillaria mellea es otro hongo favorecido por el exceso de humedad en el suelo, puede provocar podredumbre en la raíz y asfixia.
En relación con las plagas, pueden aparecer cochinillas y pulgones, pero no son gran problema y en general la especie está libre de plagas.
El mayor uso es de la madera. Se caracteriza por ser bastante dura y fácil de trabajar. Por este motivo, se emplea en trabajos de ebanistería y carpintería. Además, es ligera y no suele dañarse por insectos.
Antiguamente, la corteza y botones florales se usaban en Oriente para conseguir un colorante amarillo con el que teñían las vestiduras del emperador de Japón.
En relación con otras partes del árbol, la corteza y frutos son muy tóxicos, no comestibles, aunque se obtiene un compuesto en medicina que tiene propiedades antihemorrágicas. Por ejemplo, cuando las hojas caen en otoño en estanques, vuelve las aguas laxantes.
También es muy utilizada como ornamental en parques, jardines. Se planta aislada o en alineaciones de calle para dar sombra. Es elegida por su resistencia y cuidado, además que muestra sus flores en una época que otras especies ya no lo hacen.
A lo largo del artículo notamos que se menciona a la acacia como si fuese japonesa. Sin embargo, como adelantamos en la introducción, se trata de una especie nativa de China, algunos autores sostienen que también de Corea. Pero como en Japón es sumamente cultivada, hasta su epíteto (japónica) lleva el nombre este país. El género combina características de este grupo (ácido, astringente y árbol leguminoso).
Otro de los nombres comunes es árbol de las pagodas, que hace referencia a que en el este de Asia su cultivo es tradicional, junto a los templos y cementerios.
En el caso de Europa, Sophora japonica fue introducida desde mitad del siglo XVIII por el botánico francés Jussieu. De todas maneras, no fue sino hasta el siglo XX cuando se empezó a cultivar masivamente. En la Península Ibérica está naturalizada, aunque en ciertos lugares se la considera invasora, como en Australia, Estados Unidos y Sudáfrica.
Como dato curioso, en lugares como Almería, Madrid, Málaga, Benalmádena o Aranjuez hay calles llamadas Sófora y Sóforas, aludiendo a la presencia de Sophora.
Finalmente, en su distribución natural crece en bosques caducifolios de riberas y valles, aunque en zonas donde está asilvestrada le cuesta más adaptarse a los cursos fluviales.